lunes, 14 de noviembre de 2011

En Estados Unidos sólo el 45,9% de los universitarios ejerce

Algunos expertos lo califican como el fenómeno de la burbuja de la educación, otros simplemente han dejado de lado sus esperanzas en la preparación universitaria, lo cierto es que, ante la crisis, en Estados Unidos ya comienzan a cuestionarse sí es rentable o no dedicar tantos años de estudio e inclusive solicitar créditos para costear una carrera, con el panorama mundial que se vislumbra y la crisis económica, que cada vez causa más estragos en los mercados laborales. Por Iván Abreu Anaya.

Resultaba inimaginable, hace tan solo una década, cuestionar las oportunidades que obtiene un estudiante al optar por una carrera universitaria. Pero, ahora, lo cierto es que los problemas sociales desencadenados por una crisis que se ha expandido como el peor de los males por el mundo entero, están haciendo que expertos en todas las áreas se cuestionen los beneficios y las oportunidades de los jóvenes, una vez graduados. Mientras más estudiantes en los Estados Unidos se matriculan, los altos costes de los estudios universitarios, el aumento de la deuda estudiantil, y la disminución de las perspectivas de empleo han llevado a cuestionarse cada vez más entre la población si la universidad sigue siendo una buena inversión. Entre los líderes del ataque contra la educación superior se cuentan el co-fundador de PayPal Peter Thiel, cuyas acusaciones apuntan a que la educación superior se ha convertido en una burbuja peligrosa. Thiel, cuyas credenciales incluyen títulos de licenciatura y de derecho por la Universidad de Stanford, ha puesto su dinero en la concesión de 100.000 dólares en dos años de becas a 20 prometedores empresarios adolescentes, para que éstos desarrollen sus ideas de negocios en lugar de asistir a la universidad. Al igual que otras burbujas, la universidad "se caracteriza por costes fuera de control, por gente que está pagando más y más cada vez por algo cuya calidad no ha aumentado", aseguró Thiel durante un debate en Chicago, patrocinado por la sede en Nueva York de la serie de debates Intelligence Squared US. De este encuentro se ha hecho eco el medio Knowledge Wharton. Pocas personas se han cuestionado el valor económico que significa la educación universitaria, dado que los ingresos derivados de ella, antes, superaban considerablemente lo invertido en ella.  

Plazas de trabajo en las sombras
Ahora, sin embargo, según datos recogidos por el Centro de Estudios del Mercado Laboral de la Northeastern University, se ha producido un descenso en la proporción de graduados menores de 25 años con empleo actualmente, pasando del 81% en 2000 al 74,4% en el período comprendido entre octubre de 2010 a marzo de 2011. La proporción de recién graduados con trabajos que requieren un título universitario cayó todavía más, del 59,7% en 2000 al 45,9%, lo que indica que algunos egresados han recurrido a trabajos como camareros o aparca coches en estacionamientos. Los graduados de la universidad más propensos a sufrir una pérdida de estatus laboral son aquellos "que son empujados a ir a la universidad por el "deber ser” y que habitan en pequeños poblados, por ejemplo en trabajos como la programación informática", señala el economista de la Universidad de Princeton Alan Blinder. Esas personas, que a final de cuentas se verán obligadas a competir con los salarios más bajos en otros países, "no obtienen en su mayoría un reembolso" de lo invertido en la universidad, añade Blinder. Estos estudiantes estarían mejor servidos mediante el uso de su talento para convertirse en electricistas calificados, carpinteros o plomeros, afirma Blinder. "Pero si me preguntan si habría que enviar a los jóvenes más o menos a la universidad", añade, "mi respuesta sería 'más', pero no el 100% de los jóvenes." De hecho, algunos universitarios pueden ganar menos que los trabajadores que sólo obtuvieron un diploma de escuela secundaria. Un electricista que nunca fue a la universidad puede ganar 1,8 millones de dólares durante toda la vida, como media, según cifras de Georgetown, en comparación con 1.5 millones de dólares para un corredor de bienes raíces con un título de licenciatura.

Convertirse en empresario
Thiel señaló en Chicago que contrató a sólo los graduados de las mejores universidades para trabajos de PayPal en un primer momento. Pero, poco a poco, cambió de opinión. "En Silicon Valley vi a mucha gente talentosa que no había pasado por la universidad y que desempeñaban sus tareas extraordinariamente bien. De alguna manera, eran más creativos, sin haberse cargado de deudas universitarias enormes". Por esta razón, ayudó a inspirar su Beca de Thiel, para que los empresarios jóvenes y emprendedores desarrollaran sus ideas de negocio en vez de ir a la universidad. Sin embargo, los escépticos cuestionan este enfoque. "¿Cuál es la razón de pedir a los niños comenzar en el mundo de la empresa a los 18 años en lugar de a los 22?" pregunta Peter Cappelli Director del Centro Wharton de Recursos Humanos en Pensylvania. "No la veo. Los empresarios exitosos son personas que saben lo que están haciendo, que entienden su industria y la competencia. Una persona sin educación cualificada, formal o través de la experiencia, no puede lograr fácilmente el éxito".  

La visión frontal 
 Más allá del acalorado debate sobre si la universidad es o no una buena inversión, pocos dudan de que algún tipo de educación post-secundaria es de vital importancia en la economía actual. "Es nuestra obligación ofrecer un camino para todos, más opciones", dijo Laura Perna, profesora de la Escuela de Graduados de Educación de Walnut Street, en Philadelphia. "Todos los caminos son muy diferentes prepararse para un trabajo significativo es importante", añadió la experta. Lo cierto es que la educación superior trae beneficios adicionales y permite aprender un amplio conjunto de disciplinas. Este debate será crucial en una economía cambiante, dice Cappelli. "El problema básico que tenemos es la incertidumbre sobre los mercados de trabajo en el futuro”. El especialista parece abogar por la capacidad de aprender y de adaptarse y adquirir habilidades nuevas, todo esto a favor de ir a la universidad.

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