Tiempo: Los hombres tienden a dar en el blanco más rápidamente que las mujeres en cuanto a lo que buscan. Los hombres no son buscadores, pero compran lo que necesitan “ahora”. En contraste, mujeres pueden comprar ahora y guardarlo para “después”.
Causalidad: Los hombres son concretos y tienden a focalizar su precaución. Su noción de causa y efecto es lineal y los hombres son orientados de forma visual, por este mismo concretismo. Buscando claridad, los hombres crean distinciones absolutas: blanco-negro, si-no. Los hombres no gustan de conjuntos y tienden a comprar ítems individualmente. En contraste, muchas mujeres gustan de pensar acerca de cómo pueden juntar “tenidas” y son creativas seleccionando por ejemplo una variación en una bufanda o cinturón que cambiar{a la naturaleza de un conjunto básico.
Espacio: El hombre estructura y relaciona al espacio de manera compartimentada y secuencial. Para el hombre, el espacio no es relacional, de la manera que lo es para la mujer. Estos tipos de elementos subyacentes, fundamentales diferencias de género pueden tener cr{iticas implicancias no solo por lo que hace al ítem irresistible, pero también para el diseño del local y el layout del producto. Por ejemplo, varias mujeres gustan del desafío y desorganizada variedad de tiendas de descuento tales como T.J. Maxx o Marshalls. Hombres, incluso aquellos que compran en lugares buscando precio, no están ahí sin placer o deseo.
Otras personas: Los hombres aprecian la individualidad. Conciben otras personas como “mi competencia”. La vida diaria para ellos es un concurso con ganadores y perdedores. Esto en contraste con las mujeres, que usualmente ven otras personas como una fuente de fortaleza. Note también que los hombres nunca compran juntos. Las mujeres frecuentemente compran con una amiga y hacen un “dia” de ello. Un hombre focaliza en él. El “yo”, mientras que una mujer focaliza en el “nosotros”.
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