lunes, 17 de diciembre de 2012

Bruce Dickinson: Todos vendemos emociones


El pasado 22 de noviembre tuvimos la fortuna de escuchar a un conferenciante sorprendente:Bruce Dickinson, vocalista de la banda de heavy metal más famosa del mundo: Iron Maiden. Su intervención servía de clausura para el Móvil Forum Conference organizado por Telefónica en Barcelona.
Novelista, ensayista, guionista y director de cine, piloto de aviones, locutor de radio, espadachín, empresario… y líder de una banda muy longeva, las habilidades de Bruce Dickinsonparecen no tener fin.
Antes de salir al escenario para hablar, tuve la suerte de entrevistarle para el blog Con Tu Negocio:
- Bruce, ¿qué has aprendido en el mundo de la música que te haya servido para el mundo de los negocios?
- Creo que lo más importante ha sido mantener la integridad. En Iron Maiden siempre hemos tenido muy claro quiénes éramos, quiénes queríamos ser y quiénes no queríamos ser. Siempre hemos sido nosotros contra el mundo, por encima de tendencias y de cualquier opción con la que no nos sintiéramos cómodos y que pudiera traicionar nuestra esencia. No hemos querido salir en revistas sensacionalistas, ni en reality shows ni en anuncios frívolos. Nuestra esencia era más importante y hemos sabido mantener nuestra integridad. El resultado son más de treinta años juntos y una carrera exitosa.
- ¿Y qué has aprendido en el mundo de la empresa que te haya servido en el mundo de la música?
- La verdad es que muy poco. El mundo de la música se basa principalmente en la creatividad. En el mundo de la empresa todo tiene que ver con costes, y el mundo del arte no va de eso. Si a un pintor le dijeran que puede pintar más rápido y barato usando un ordenador, él diría que no porque pintar no va de eso. Se tarda un año en grabar un disco. Se puede hacer en menos tiempo y ahorrando dinero, pero el resultado no será el mismo.
- Las organizaciones empresariales se empeñan en gestionar el talento de sus empleados. Sin embargo, en el mundo de la música y del arte se trabaja más con la pasión y el entusiasmo. ¿Cómo pueden las empresas gestionar el entusiasmo de sus empleados?
- Solo una de cada diez bandas con contrato discográfico consigue el éxito suficiente para vivir de la música. Hay muchísima gente con talento en el mundo, pero el talento no diferencia. Lo único que diferencia es la determinación. El entusiasmo y la pasión funcionan muy bien en momentos concretos, pero solo la determinación es capaz de superar los momentos de desánimo y tedio. Eso significa la diferencia entre el éxito y el fracaso.
- ¿Qué deben hacer las organizaciones para estimular la innovación en sus equipos?
- Si queremos un equipo que sea innovador y creativo, lo mejor que podemos hacer es darle libertad, dejarle solo, que trabaje a su aire y sin interferir. Es como educar a un hijo. Si un niño tiene una buena idea y al padre se le ocurre decir “ah, qué buena idea, mira, te voy a enseñar cómo mejorarla”, irremediablemente conseguirá que el niño llegue a la conclusión de que su idea no era lo suficientemente buena, y entonces matamos su creatividad. Hay que dejar que las personas maduren sus propias ideas, que las lleven al máximo y a partir de ahí podremos formular nuevas preguntas para estimular que el proceso siga adelante. Se trata de dar autonomía y responsabilidad a los equipos para que asuman plenamente el proceso creativo, se involucren al máximo y acaben desarrollando ideas maduras y con potencial. Estarán en una posición de autocrítica y se sentirán satisfechos consigo mismos.
Lo mejor que se puede hacer cuando un equipo está en su proceso creativo es irse a tomar un café y dejarle tranquilo.
- Los artistas son diseñadores de emociones. Me gusta pensar que las empresas también lo son a través de las experiencias que proporcionan a sus clientes. ¿Qué recomendarías a las empresas que quieran diseñar emociones para sus clientes?
- Sea lo que sea que vendan, deben tener en cuenta que lo que están vendiendo es una emoción, porque todo aquello con lo que interactuamos nos genera una emoción. Cualquier pequeño detalle desencadenará emociones, sensaciones, una reacción en los clientes. Y eso nos lleva a una relación emocional con ellos a través de nuestros productos y servicios. Es crucial darse cuenta de eso y no cometer errores, como por ejemplo recortar costes sin asegurarse de que no estamos afectando al valor de lo que estamos vendiendo, porque eso tendrá un impacto en las emociones que experimentarán nuestros clientes.
- Amén.




Fuente: http://www.contunegocio.es

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